En la entrada anterior subimos la presentación sobre el análisis y comparación de dos libros de texto. En cuanto a las aportaciones de los demás compañeros hemos
podido comprobar que los diferentes libros que han comentado siguen el mismo
esquema tradicional que los nuestros y que plantean una secuencia de aula en la
que el profesor expone el contenido mediante una clase magistral para que
después los alumnos realicen unas actividades.
Comentamos
que aunque muchos de los libros proponen enlaces y actividades para trabajo cooperativo realmente aparecen al final del tema, como algo secundario y no
demasiado importante. En uno de estos libros
aparecían incluso actividades inspiradas en el informe PISA, con lo que queda
muy evidente la idea de instruir al alumnado para que sea capaz de superar esta
prueba y obtener mejores resultados.
Como
observamos, los libros de texto representan la idea que trabajamos en la sesión
de clase del día 5 de noviembre de 2015 cuando analizábamos el texto de Jurjo
Torres Santomé: “Para qué los profesores y profesoras si ya tenemos libros de
texto”. Este texto, realiza un análisis
de lo que representan los libros de texto y aunque tiene bastantes años sigue siendo actual la visión del autor en
muchos aspectos, ya que aunque en la actualidad los libros no precisan
autorización administrativa, sí que resultan de una selección y validación de
la cultura. Así los libros de texto se explican más por lo que excluyen que por
lo que incluyen, y son las editoriales quienes lo determinan y detrás de las editoriales están
los grandes grupos de comunicación y la Iglesia.
En
nuestro país la Iglesia ha tenido y sigue teniendo una gran influencia en la
educación, asimismo la dictadura a la que estuvimos sometidos tenía un aparato
legislativo que imposibilitaba cualquier “innovación” en los contenidos
culturales.
Con
la Transición Democrática seguimos con lo mismo, pero la Constitución pasa a
ser la norma. El estado es quién define lo que debe ser un ciudadano educado a
través de las “enseñanzas mínimas” estipuladas en la legislación y por otra
parte, las condiciones de trabajo de un profesorado, con un régimen laboral
sobrecargado de horas de docencia y de número de alumnos, hace que sean las
Editoriales a través de los libros de texto las que interpreten los contenidos
mínimos.
Tanto
se ha generalizado el uso del libro de texto que se ha convertido en la “norma”
hasta el punto de que los padres denuncian y critican a los profesores que no
los utilizan. En nuestra sociedad surgen iniciativas propuestas por las
asociaciones de padres de alumnos y la Generalitat para que la compra de los
libros de texto no suponga un desembolso tan elevado para la economía de las
familias, pero realmente no parece que estimen la posibilidad de que una
solución posible sea que los niños y niñas no necesiten el libro de texto para
aprender, o por lo menos que no tengan que tener un libro de texto determinado
para cada área o materia. Como nos comentó Carles, nuestro profesor, según su
propia experiencia, podría ser una buena solución que en el aula se tuvieran
libros de texto de varias editoriales, junto a otros manuales que sirvieran
como consulta en los trabajos de los
alumnos en el proceso de enseñanza-aprendizaje que el profesor considerara más
provechoso. Aunque en la actualidad con las tabletas e internet podría también
ser de otra manera. Una compañera sugiere la idea de que se persigue que
prevalezca el libro de texto porque parece que se tema que las nuevas
tecnologías lo desplacen.
De
todas formas, como comentamos lo que más influye en la opinión de los padres es
su experiencia vivida como alumno y por eso reclaman para sus hijos la
educación que ellos tienen como referencia. Con los libros de texto perciben
que pueden seguir la evolución escolar de sus hijos y piensan que les ayuda a
participar del proceso educativo, por
eso para que concibieran el aprendizaje sin los libros de texto sería
fundamental la comunicación entre las familias y el centro en un intercambio de
información y participación que beneficiara a todos en general y al alumnado en
particular.
Pero
contrariamente lo que viene sucediendo es que los libros de texto representan
un beneficio económico asegurado para las editoriales por la gran cantidad de
gente que los utilizan y porque además, su corta vida ahora se garantiza
incluyendo ejercicios que se resuelven en el propio libro, evitando que pueda
ser utilizado posteriormente por otro alumno. Así pues, las editoriales luchan
por reclutar clientes y ofrecen ordenadores y otros regalos a cambio de la
compra de sus libros a los colegios y asociaciones que las eligen.
Se
ha comentado que han sido tales los beneficios generados por las ventas de
libros de texto que editoriales como Anaya y Santillana construyeron todo el
imperio de comunicación que poseen en la actualidad, con lo cual podemos pensar
que no solamente controlan los contenidos de los libros de texto, también la
comunicación que recibimos puede que sea la que se considera apropiada que
llegue hasta nosotros.
En
el texto el autor nos habla de los libros de texto como un “producto político”,
pues son utilizados por los grupos que controlan el poder para reproducir sus
valores, concepciones y prejuicios. Habla de libros clasistas, racistas,
militaristas. Hablamos de que sigue siendo así pero de manera más sutil pues
intentan no mostrarlo tan abiertamente. No obstante podemos ver por ejemplo
ilustraciones que muestran trabajos o tareas que se asignan a los hombres o a
las mujeres encasillándolos por género, también en la historia vemos una visión
homogénea de ciertos colectivos y muchas veces la referencia a la presencia de
la mujer queda excluida. Y ocurre que lo admitimos en ocasiones como
normalizado.
Afortunadamente
la escuela no funciona como una máquina de robots, aunque sabemos que es un
aparato de reproducción social, en ella hay personas que cuestionan y tienen
diferentes maneras de ver el mundo. Así ocurre con los Movimientos de Renovación
Pedagógica presente en nuestra sociedad desde los años 60 del siglo pasado, que plantean un nuevo modelo educativo inmerso
en proyectos culturales y comunitarios alternativos, dejando a un lado el aprendizaje tradicional y las
clases magistrales.
No
obstante parece que lo libros de texto perdurarán en nuestro sistema educativo
como podemos constatar en la noticia que esta mañana anunciaba que la Generalitat
Valenciana ha ampliado al 19 de noviembre el plazo, que expiraba hoy viernes,
dado a los ayuntamientos para solicitar su adhesión al programa XarxaLlibres.
XarxaLlibres es un programa de gratuidad de libros de texto dirigido a la creación de un banco de libros y otros materiales para alumnos de Educación Especial, Primaria, Secundaria y Formación Profesional Básica en los centros docentes públicos y privados concertados de la Comunidad Valenciana. Está cofinanciado a partes iguales por la Generalitat Valenciana, las diputaciones y los ayuntamientos.
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